-Dice que salude en su nombre a Antonete y que tiene mucho gusto en autorizar la manifestación, siempre que sea pacífica.
Un jefe de taller, de los más vacilantes, se vio de pronto asistido por una certidumbre inaudita, y gritó, con la alegría de poderlo gritar sin traicionar a los obreros:
-¡Viva el señor director!
Pero fue acogido con siseos y algunas protestas. Muy rezagado se oyó un "¡muera!". Se veía que el que lo dio reflexionó antes.
Un fragment de Mr. Witt en el Cantón, de Ramon J. Sender. M'agrada perquè amb tres línies, flis flas, descriu de manera molt acurada la relació entre el director, un jefe de taller i els obrers. És una novel·la interessantíssima que recomano llegir, amb calma i degustant els detalls.
a mí me gusta un fragmento de homenaje a cataluña de orwell donde dice que no había saludos militares ni trato especial oral o de acto que distinguiese entre jefes milicianos y milicianos y que los jefes sólo coordinaban lo que entre todos se elegía hacer, pero en absoluto daba las órdenes sin más, siempre a consulta, sólo coordianba.
ResponEliminaVaya, pues tengo pendiente esta lectura, está en casa, como dice un compañero bloggero, en la bandeja de entrada.
ResponEliminaLo leeré y te diré que tal.